Hace unos 2.500 años, una comunidad de tartesios instalada en la cuenca media del río Guadiana realizó un ritual singular en uno de sus edificios más impresionantes. Al finalizar, cubrieron el edificio con sedimentos del propio río generando un montículo artificial de unos 6 metros de altura y 90 metros de diámetro y lo abandonaron. Este edificio es el del yacimiento de Casas del Turuñuelo de Guareña en Badajoz y sus descubrimientos están cambiando la percepción que se tenía de las comunidades de los últimos momentos de Tarteso. Hoy, un equipo multidisciplinar constituido por investigadores de instituciones españolas y extranjeras publican en la revista de acceso abierto PLOS ONE el estudio de los animales sacrificados y depositados en el patio del Turuñuelo.